jueves, agosto 19, 2004

Limpieza antartica

Deutsche Welle
18 ago 04
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Más de 300.000 toneladas de basura se han acumulado en la Antártida, según calculan organizaciones defensoras del medio ambiente. Australia es el primero que comenzó a llevarse sus desperdicios del continente helado.

El hombre ya está dejando su huella en la Antártida, el único continente impoluto de este mundo. Las bases que mantienen allí diversos países, con fines científicos, generan desperdicios como cualquier asentamiento humano. Baterías usadas, plástico, materiales de construcción, neumáticos y hasta tambores de petróleo se vienen acumulando desde hace años. Los expertos estiman que actualmente hay unas 300 mil toneladas de basura sobre los hielos eternos del sur.

Limpieza costosa

Hacer limpieza en la Antártida no es tarea fácil. El desafío logístico es enorme, ya que la región es de muy difícil acceso. Por lo tanto, también los costos resultan extremadamente elevados. No obstante, se trata de una tarea imprescindible, como lo han demostrado los ecologistas. Fue Greenpeace el que hizo sonar las campanas de alarma a fines de los años 80. En 1998 se firmó, finalmente, un acuerdo de preservación del medio ambiente en el sexto continente, conocido como el Protocolo de Madrid. En él, los signatarios del Tratado Antártico se comprometen a proteger el entorno ecológico de la región.

La mayoría de los países intenta atenerse a las disposiciones y retirar sus desperdicios. Australia ha sido el primero en enviar contenedores llenos de basura de regreso a su territorio. Cada transporte por barco tiene un costo de aproximadamente un millón de euros. Además, el país se ha propuesto eliminar en las próximas dos décadas todos los residuos que se han acumulado con los años. Otras naciones se disponen a seguir el ejemplo.

Pasos concretos

Igualmente importante es velar por generar sólo un mínimo de residuos. "Hoy en día separamos nuestra basura y reciclamos lo más posible", explica Chris Patterson, director del proyecto australiano de limpieza. Agrega que "el vidrio se retira separado de las latas de conserva, piezas de aluminio u otros metales, y ahorramos donde podemos en material de embalaje".

También los alemanes se están esmerando. La Oficina Federal del Medio Ambiente debe supervisar que se cumplan las disposiciones y autorizar todas las actividades germanas en la Antártida. Por ejemplo, todas las empresas que planeen un viaje al continente helado deben pedir un permiso especial. Esto es necesario ya que, como explica uno de los encargados, "al margen de la investigación, el turismo está cobrando una creciente importancia". Pero también los científicos tienen que dar cuenta de todos los materiales que se proponen llevar para desarrollar sus proyectos. Además, durante su permanencia allí, deben escribir una especie de bitácora, especificando qué desechos se han producido y cuándo y en qué lugar se depositaron. Porque hay que impedir, a toda costa, que la Antártida se convierta en basurero.

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