lunes, marzo 27, 2006

Carta Antártica de la Masonería Argentina

Carta Antártica de la Masonería Argentina
Mensaje del Dr. Sergio Héctor Nunes
Publicado en http://www.geocities.com/simbolonet/
Marzo 2006

UN NUEVO PARADIGMA PARA EL SIGLO QUE COMIENZA
Queridos Hermanos:
Desde el lejano Continente Antártico queremos compartir con ustedes algunas de nuestras reflexiones acerca del destino común de la humanidad.
Estas reflexiones tienen como finalidad transmitir nuestro optimismo, pero a su vez una gran preocupación.
Como nunca antes en la historia de la humanidad la magnitud de los problemas ambientales ha tomado la dimensión actual. Su grado de profundización es tal que, creemos, pondrán en el transcurso del siglo XXI, un límite infranqueable al desarrollo social y económico de la humanidad, de no adoptarse concepciones y modelos superadores en el consumo, explotación y gestión de los recursos naturales y del patrimonio genético de la Tierra.
Pensamos que tanto la protección de la diversidad biológica de la tierra como la de los recursos naturales de los que aquella se nutre, son los mayores retos con los que la humanidad se ha de enfrentar.
Tal vez suene paradójico el ser optimista, al recordar los innumerables desastres humanos y ambientales de los que hemos sido testigos y protagonistas desde hace ya mucho tiempo, pero creemos que el hombre optimista es aquel que no se resigna a aceptar la situación actual y busca, con plena conciencia de la realidad, la posibilidad de mejorar el mundo y enfrentarse a los problemas prácticos que encuentra el ser humano aquí y ahora.
Quizás para hablar de pureza, hayamos tenido que llegar a uno de los pocos lugares del mundo donde todavía esa palabra tiene sentido: "La Antártida"

Aquí podemos sentirnos un poco más optimistas.
Quizás, también, sea este lugar un ejemplo de que todavía podemos hablar de concierto de naciones, ya que encontramos aquí bases de muchísimos países, colaborando continuamente e investigando sobre lo que se considera una verdadera caja de Pandora en cuanto a diversidad.
En ella se plasma el espíritu de colaboración, grandeza y de todo lo bueno que es capaz la humanidad cuando se lo propone. Gracias a la existencia del Tratado Antártico y a su Protocolo de Protección del Medio Ambiente, se ha establecido la protección global del ambiente antártico, y de los ecosistemas dependientes y asociados, designándola reserva natural, consagrada a la paz y a la ciencia.
Por ello la Antártida es para nosotros un Símbolo. Un Símbolo de lo que la humanidad logra alcanzar cuando consigue cristalizar un objetivo de cooperación. Un Símbolo del éxito que nos depara el porvenir si actuamos con celeridad y certeza.
Este continente es un desierto ecuménico por lo extremo de su clima. También es un desierto de hielo, con sus inconmensurables recursos naturales intactos, de singular biodiversidad en sus costas y mares aledaños. Es además nuestra mayor y última reserva mundial de agua dulce.
En ella yace, en forma de hielo, el 80% del agua dulce del planeta.
Sin embargo, a pesar de su grandeza debemos resaltar la fragilidad de los componentes de su sistema ambiental, que la hacen sumamente susceptible a las más mínimas perturbaciones.
Esta enorme masa de hielo cumple un importantísimo papel como regulador del clima del planeta, y su disminución deriva en un sin número de efectos negativos sobre la distribución climática global.
Según las incuestionables evidencias científicas, el casquete polar antártico está en proceso de disminución, desde aproximadamente los últimos treinta años. A título de ejemplo podríamos citar el reciente desprendimiento de una importante porción de la Barrera de Hielo de Larsen, ubicada en la Península Antártica, fenómeno atribuible a un significativo calentamiento atmosférico regional. Un fenómeno de similares características se presenta actualmente en el polo opuesto, Ártico, donde se manifiestan sustanciales reducciones en el espesor de los hielos del Océano Glaciar Ártico y de los glaciares de Groenlandia.
En tanto que en África, el monumental monte KiIimanjaro, ya no tiene nieves.
Este notable retroceso de los glaciares a nivel mundial, pone de manifiesto que el fenómeno de calentamiento atmosférico tiene características globales.
Por su parte la presencia de distintos tipos de fósiles animales y vegetales en el continente antártico, propios de zonas templadas o cálidas, nos brindan inequívocos testimonios de que en la geografía de la actual Antártida existió en tiempos remotos, anteriores a la aparición del hombre sobre la tierra, otro clima con otra flora y fauna. Esta evidencia nos obliga a concluir que el clima mundial es objeto de un permanente cambio.
En las eras geológicas pasadas el cambio climático obedeció a causas naturales no antrópicas, pero en la actualidad se debe a efectos atribuibles a la emisión de gases con efecto invernadero – dióxido de carbono y metano principalmente-, a la utilización de clorofluorcarbonados – responsables del adelgazamiento de la capa de Ozono - y a la alta tasa de deforestación de inmensas áreas boscosas tropicales, todos ellos causados por el hombre.
Y es justamente éste el motivo de nuestra preocupación. La humanidad no ha podido, hasta el momento, establecer un modelo de Desarrollo Sostenible, probablemente por que no ha podido afrontar los principales retos entrelazados de este nuevo paradigma de desarrollo: La paz y la seguridad, la pobreza y las privaciones, y la calidad ambiental.
Los patrones dominantes de producción y consumo están causando devastación ambiental, agotamiento de recursos y una extinción masiva de especies, cuya tasa es solo comparable a la de los períodos geológicos Pérmico - hace 251 millones de años - y Cretácico - hace 65 millones de años -.
Los beneficios del desarrollo noo se comparten equitativamente y la brecha entre ricos y pobres es cada vez mayor. La injusticia, la pobreza, la ignorancia, las disputas violentas se manifiestan por doquier y son la causa de grandes sufrimientos para la humanidad.
Por otra parte un aumento sin precedentes de la población humana ha sobrecargado los sistemas ecológicos y también los sociales. La población se estabilizaría recién hacia finales del presente siglo en 14.000 millones de seres humanos.
Un capítulo especial merece el agotamiento de los recursos energéticos fósiles no renovables, cuya utilización por espacio de los últimos 150 años, ha sido el principal contribuyente en la emisión de gases con efecto invernadero a la atmósfera.
Numerosos expertos colocan el pico de explotación de las reservas mundiales de petróleo en mediados de siglo – suponiendo nuevos descubrimientos y mejoras tecnológicas en la extracción - momento a partir del cual comenzarán a declinar.
Por todas estas razones la seguridad regional y global está siendo amenazada. Pero estas tendencias si bien son peligrosas, no son inevitables.

La Carta de la Tierra y el Desarrollo Sostenible
Los fundamentos éticos del modelo de Desarrollo Sostenible se encuentran plasmados en la Carta de la Tierra.
La versión actual de la Carta de la Tierra es parte del movimiento de ética global a nivel mundial, el cual busca la forma de identificar objetivos comunes y valores compartidos que trascienden las fronteras culturales, religiosas y nacionales.
Sus antecedentes históricos, datan desde los primeros años de la formación de la ONU en 1945, en la búsqueda de la paz, el desarrollo equitativo y la protección de los derechos humanos. En la Conferencia de Estocolmo sobre desarrollo Humano en 1972, la seguridad ambiental pasó a ser la cuarta preocupación principal de la ONU.
Con posterioridad las sucesivas conferencias internacionales edificaron, en forma progresiva, el bagaje conceptual del Desarrollo Sostenible:
La Carta Mundial para la Naturaleza (1982) una declaración progresista para su tiempo, de principios ecológicos y éticos.
El Informe "Nuestro Futuro Común" - también conocido como informe Bruntland- emitido como resultado del trabajo de la Comisión Mundial de la ONU para el Medioambiente y el Desarrollo (1987), donde por primera vez se define el concepto de Desarrollo Sostenible o Sustentable: "Aquel tipo de desarrollo que satisface las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las generaciones venideras a satisfacer sus propias necesidades"
La Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medioambiente y Desarrollo - Cumbre de la Tierra - de Río de Janeiro de 1992, donde además de emitir la "Agenda 21", se asumió el desafío de redactar la "Carta de la Tierra". En La "Declaración de Río 92" se hace mención a los principios básicos para alcanzar el Desarrollo Sostenible.

La Carta de la Tierra se encuentra además influenciada por la nueva visión mundial científica, incluyendo los descubrimientos de la cosmología contemporánea, la biología evolutiva, la física y la ecología. Se inspira en la sabiduría de las religiones del mundo y las tradiciones filosóficas ancestrales. Además, refleja el pensamiento de los grupos y organizaciones vinculados con la defensa de los derechos humanos, igualdad de género, la sociedad civil, el desarme y la paz
Tal y como la amplia gama de fuentes en la que se basa la Carta de la Tierra lo sugiere, se ha desarrollado bajo el entendimiento de que los retos ambientales, económicos, sociales, políticos, culturales y espirituales de la humanidad se encuentran interrelacionados y solamente pueden abordarse en forma efectiva a través de soluciones globales integradas.

Los Desafíos del Presente
De cara al terrorismo internacional, la amenaza de la proliferación de las armas de destrucción masiva y los interminables conflictos bélicos locales, cada vez más frecuentes, hay que mantener un esfuerzo constante para asegurar la paz y la seguridad.
La existencia de enormes áreas de pobreza en el mundo es inaceptable y preparan el terreno al terrorismo, a la violencia y al crimen organizado.
Por su parte la situación ambiental de la tierra se hace cada vez más alarmante. Los problemas ya han dejado de estar limitados a una zona, ni se pueden gestionar localmente: Como ya señaláramos, a raíz del calentamiento global va cambiando el clima regional, los cataclismos naturales son más frecuentes y devastadores,; debido al agravamiento de la situación provocada por actividades económicas irresponsables, se agotan las reservas pesqueras de los océanos, la desertificación y deforestación avanzan, se contaminan enormes y vitales cantidades de agua dulce, se reducen las reservas de hidrocarburos, y desaparecen millares de especies de plantas y animales a un ritmo sin precedente en la historia geológica del planeta. La crisis ambiental no hace más que agravar los de por si demoledores efectos de la pobreza sobre la seguridad y la paz. Nos estamos jugando nuestro futuro en una sola apuesta, en aras de una efímera prosperidad basada en la contaminación y la explotación. Las desgracias, sean debido a las guerras, al petróleo derramado, a la contaminación de los recursos hídricos, a una fuga de una sustancia tóxica e incluso a un accidente en una central nuclear, pueden ocurrir cualquier día.
Los tres retos del Desarrollo Sostenible – La seguridad, la pobreza y la dimensión ambiental -, están relacionados entre si tanto por sus orígenes, como por sus consecuencias, y por los imperativos que marcan a la humanidad.
Es imposible oponerse al fanatismo y el terror y garantizar la seguridad global sin luchar contra la pobreza. Es imposible superar la pobreza sin asegurar el derecho de todos a los medios esenciales de subsistencia, la protección del medio ambiente y el acceso a los recursos. Por ello el desarrollo y la protección del medio ambiente son tareas interdependientes.
¿Como prohibir a los pobres de la cuenca del Amazonas que talen los árboles tropicales para sembrar los campos, si carecen de otros medios para subsistir? ¿Cómo exigirle a un país pobre que adopte medidas costosas para proteger el medio ambiente? Pero, por otro lado si no pensamos en la naturaleza, los esfuerzos por crear un mundo más justo estarán condenados al fracaso.

El Agua y las probables causas de disputas
El manejo de los recursos hídricos transnacionales, es un tema con un alto contenido político. Los Estados, aún algunos de los más pobres, tienen hoy la capacidad tecnológica de desviar, si se lo propusieran, el caudal completo de un río, y de explotar importantes masas de aguas subterráneas de una cuenca hídrica compartida.
Además si un país o región no posee agua, carece de un resorte fundamental para su desarrollo, y su situación de pobreza e inestabilidad política se ve agravada. Al igual que los ecosistemas, las sociedades con carencia de agua, languidecen y mueren.
Por todo ello si un Estado tiene carencias estructurales de agua para consumo humano, cultivo del suelo o generación de energía, puede llegar a utilizar métodos extremos para obtenerlos y desatar así disputas regionales.
Bajo esta línea de análisis, no podemos dejar de preguntarnos, ¿en qué medida podemos actuar para influir positivamente con acciones concretas y evitar así posibles disputas?
Está en nuestras manos prevenir el crecimiento de un detonador de belicismo que podría superar ampliamente el que hoy cumple el petróleo.
Nuestras reflexiones nos permiten sugerir que uno de los denominadores comunes de la problemática del desarrollo sostenible de América del Sur, es el vinculado a los recursos hídricos, y a la necesidad que lleva aparejada de mejorar su protección, acceso y gestión.
La necesidad de proteger esta esencial fuente de vida y desarrollo, adquiere una particular importancia con solo recordar a las enormes masas de población, que tienen solo un acceso limitado al agua potable y al saneamiento, o como insumo indispensable para su actividad económica.
Es importante por otra parte mencionar, que la protección de los humedales, glaciares y zonas de reproducción de flora y fauna, contribuye a la conservación de los ecosistemas, la biodiversidad regional y a la recarga de las nacientes de los ríos y acuíferos subterráneos.
Tampoco debe perderse de vista el hecho que la población de nuestras naciones se incrementa en una tasa, aunque baja, de características exponenciales, y que a raíz de ello los recursos hídricos sufrirán a mediano plazo una mayor presión, tanto por su mayor grado de uso y explotación, como por su mayor contaminación.
El agua tiene la rara virtud de hacernos creer que es abundante, pero basta con una sequía prolongada, para que nuestra falsa ilusión se desvanezca.

Ejes Estratégicos de Nuestro Futuro Accionar
Por todo lo hasta aquí expuesto, hacemos nuestros los principios de la Carta de la Tierra, y a los efectos conducentes, en materia de los Recursos Hídricos en particular y de Desarrollo Sostenible en general, nos imponemos accionar sobre siete ejes estratégicos:
Modernizar el marco jurídico vigente en materia de Recursos Hídricos en la República Argentina, con especial énfasis en la Gestión Ambiental Estratégica de las Cuencas Hídricas, tanto superficiales como subterráneas.
Apoyar las acciones tendientes a la aprobación de un Convenio Global sobre el Derecho al Agua, en línea con los Objetivos de Desarrollo del Milenio de la ONU y con el Plan de Cumplimiento del Compromiso de Johannesburgo 2002, por un Desarrollo Sostenible.
Impulsar proyectos de investigación y divulgación en el Continente Antártico en materia de Desarrollo Sostenible, en el marco de lo dispuesto por el Tratado Antártico y su Protocolo de Protección del Medio Ambiente Antártico.
Impulsar acciones tendientes a prevenir disputas, utilizando a la mediación como método de solución de conflictos originados en la problemática del Desarrollo Sostenible
Impulsar investigaciones y proyectos demostrativos de la utilización de fuentes de energía renovables, e hidrógeno como vector energético alternativo.
Colaborar en el diseño de planes, programas y proyectos vinculados con la Gestión Ambiental Urbana, de Ordenamiento Territorial y Uso del Suelo.
Promover las acciones de concientización por parte de los ciudadanos, mediante el Sistema Educativo y los medios de comunicación a nuestro alcance, de los principios de la Carta de la Tierra, los aspectos filosóficos del Desarrollo Sostenible, y de los riesgos inherentes que la problemática ambiental llevan aparejados para la sociedad y para los ecosistemas.
La magnitud de la tarea que los masones argentinos nos proponemos iniciar, nos obliga a convocar a los Queridos Hermanos de los otros Orientes a que nos acompañen en el esfuerzo, según sus propias realidades nacionales y sus propios objetivos, que hagan suyo nuestro optimismo y preocupación por los desafíos que presenta el Desarrollo Sostenible; y que en el pleno convencimiento de los éxitos que confiamos en alcanzar, nuestros trabajos redunden en beneficios para nuestros pueblos.
El agua contenida en este continente blanco alcanzaría para dar de beber a toda la población mundial durante un millón de años.
Mientras tanto y antes de llegar a utilizar esta reserva, la Masonería Argentina quiere rescatar la idea de fraternidad universal, porque de eso se trata.
Somos hermanos viviendo en un pequeño planeta lleno de bondades, pero las mismas requieren de nuestro cuidado.
¡Hoy y "no mañana" el agua es un problema!
"Hoy" hay en el mundo personas que no tienen acceso al agua para las cosas más elementales, como la bebida, la higiene personal, la elaboración de alimentos y la higiene sanitaria.
Es por eso que nuestra Orden ha suscrito el Tratado que impulsa la Organización Green Cross, dirigida por Mihail Gorbachov, para lograr el reconocimiento del acceso al agua como un Derecho Humano.
La Masonería Argentina se encuentra en un país bendito en cuanto a este recurso, pero no todos los países del mundo tienen esta fortuna.
Ahora es el momento de actuar preservando la naturaleza.
Llamamos a la conciencia planetaria desde aquí: desde el sur del sur.
Preservemos para hoy y las futuras generaciones.
¡Brindo con agua y por el agua!
¡Para que el agua no falte!

2 comentarios:

  1. Expedición a la Antártida

    Hace ya años que la Masonería Argentina está trabajando en temas ecológicos, y especialmente en el tema de aguas limpias para todos los pueblos.
    Es por ello que la Gran Logia de la Argentina de Libres y Aceptados Masones, firmó un convenio de colaboración con la organización Green Cross International, liderada por el ex Presidente de la Unión Soviética, Mihail Gorbachov. Esta Organización No Gubernamental tiene filiales en varios países del mundo.
    En ese marco se decidió realizar una expedición al continente Antártico para hacer, en conjunto, un acto en favor de las aguas limpias.
    El pasado 27 de Enero de 2006 partió de Ushuaia el rompehielos "Ice Lady Patagonia", con un grupo de Green Cross Estados Unidos (llamado Global Green en ese país), que incluía buzos, camarógrafos y cineastas. El punto de encuentro sería la Base Marambio de la Fuerza Aérea Argentina en la Antártida Argentina, con miembros de la Masonería Argentina y Green Cross International que viajarían desde la Base de El Palomar en un avión Hércules C-130 de la Fuerza Aérea, el martes 31 de enero.
    El grupo argentino estaba conducido por el Gran Maestre, Dr. Sergio Nunes, y una comitiva de la Gran Logia, la Presidenta de Green Cross Argentina, Sra. Marisa Arienza y el Sr. Guillermo Jorge de la misma organización, más un fotógrafo. Además, un grupo de músicos invitados, liderados por la conocida compositora, directora y pianista argentina, Mónica Cosachov, que incluía violín primero y segundo, viola, violonchelo, percusión, canto (mezzosoprano), y sonidístas, serían de la partida.
    El arribo a la Base Marambio, se efectuó a las 4.30 a.m. y los visitantes fueron recibidos cordialmente por miembros de la Base. Luego de intercambiar comentarios y saludos, se sirvió un frugal desayuno que dio comienzo a las tareas realizadas.
    Primeramente, el Gran Maestre rindió homenaje al Padre de la patria, Ilustre Hermano José de San Martín, al pié del busto presente en la base militar.
    Esa misma mañana, el Dr. Sergio Nunes, leyó el documento elaborado por la Masonería Argentina, llamado Carta Antártica, con la presencia de todos habitantes de la Base. Seguidamente, se realizó el concierto previsto, asistieron unas 100 personas en total. Se escuchó el Cuarteto de Cuerdas Opus 18, Nº 4 de Beethoven, Cuarteto con piano K. 478 de Mozart, Canción de Cuna para Alma, de Mónica Cosachov y Cantos de Agua de la misma compositora. Científicos de distintas nacionalidades se unieron en la audiencia. Aplausos y más aplausos. No muy a menudo hay en la base Marambio y la Antártida, un concierto en vivo. Se pidieron reiterados bises a los gritos de Bravo, Bravissimo. Una experiencia inolvidable. Seguidamente los allí reunidos compartieron un almuerzo servido por los anfitriones de la Base.
    Ya de regreso en Buenos Aires, el grupo fue recibido por autoridades de la Dirección Nacional de la Antártida, con efusivas palabras de agradecimiento por la visita, mientras el Gran Maestre hizo entrega de la medalla de la Gran Logia, que fue recibida con mucho afecto.

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  2. Anónimo4/9/08 17:20

    LA MASONERÍA JACOBITA-ESTUARDISTA
    - LA OTRA CARA DE SU HISTORIA -
    (1ª SECCIÓN)

    a) DE LA TRADICIÓN A LA FÁBULA

    El origen y desarrollo de la Masonería jacobita y estuardista ha sido objeto de algunos interesantes estudios. Pero, en la generalidad de los casos, las narraciones de tendencias apologéticas no explican la verdad de los hechos en su integridad debido a la relatividad de las perspectivas, a la parcialidad con que se suele presentar a determinados personajes y acontecimientos y a la ausencia de una necesaria exposición crítica de los temas. En adelante, recordaremos algunos sucesos generalmente omitidos u olvidados de este tipo de Masonería.
    Con el exilio en Saint-Germain-en-Laye (Francia) del rey Jacobo II de Inglaterra, en 1688, y dentro de los regimientos escoceses e irlandeses que le siguieron comienzan a crearse las primeras logias militares que darán origen a la denominada Masonería jacobita-estuardista.
    A comienzos del siglo XVIII, es posible verificar una mixtura entre tradiciones folklóricas, suposiciones y creencias, originándose así la fábula que presentaba a los Templarios que se habían refugiado en Escocia transmitiendo supuestos secretos a la Masonería y fundándola en ese país. A partir de esta presunción o invención se difundieron, principalmente en Francia, derivaciones como las siguientes: la dinastía de los Estuardo era la heredera de una tradición escocesa que remontaba hasta la antigua logia de Kilwinning del siglo XII y al rey Robert Bruce con sus caballeros templarios del siglo XIV; dicha dinastía había conservado y transmitía antiguas iniciaciones; los Estuardo eran los Superiores Desconocidos que gobernaban secretamente a la Masonería; el Pretendiente al trono de Inglaterra, en el exilio en Francia, había fundado un Soberano Capítulo Rosa-Cruz en la ciudad de Arras y, por supuesto, de esta Masonería se originaba una filiación operativa y anterior a la Masonería especulativa que se habría transmitido hasta la actualidad.
    Detrás de todas estas suposiciones, fábulas y leyendas, que no se deben confundir con las auténticas tradiciones y menos aún con la historia, se encuentra la otra cara mucho más oculta de este régimen masónico.
    Los Estuardo y sus fieles jacobitas y estuardistas al conocer el carácter noble y caballeresco de los franceses y el romántico idealismo que en esa época existía acerca de la Caballería en general y de la Orden del Templo en particular, como también los generalizados prejuicios de la nobleza hacia el trabajo manual, hicieron difundir, astuta y convincentemente, que la Masonería había tenido origen en Escocia y que ellos eran los legítimos representantes de los Templarios que la habían fundado, después de la abolición de la Orden del Templo. Además, se encargaron de difundir que su Masonería nada tenía que ver con los rudos y simples masones operativos de la piedra. En esto, se debe conceder la razón a los estuardistas porque la Masonería que intentaban establecer no era otra cosa que una verdadera conspiración política con formas masónicas y dirigida hacia su principal objetivo: la restauración de la monarquía de los Estuardo en el trono de Inglaterra.
    No obstante, la difusión de la fábula tuvo gran aceptación, en principio, entre los masones franceses y, después, en distintos países de Europa.
    A partir del siglo XVIII, hubo una gran proliferación de los denominados grados escoceses, aunque, como ahora se sabe, no fueron creados en la Escocia medieval sino en Francia, durante la época moderna. Tiempo después, fueron llamados Altos Grados y se les atribuyó una arbitraria superioridad con respecto a los grados de la Masonería tradicional que con anterioridad se practicaban en su forma operativa y, después de su gran transformación, de manera simbólica en prácticamente todos los países de Europa.
    Con respecto a la supuesta fundación de la Masonería por los Templarios refugiados en Escocia o, según otra versión, por la misma Orden del Templo, aunque hoy parezcan increíbles llegaron a ser ”verdades” ampliamente aceptadas durante el siglo XVIII. Sin embargo, además de no existir una sola fuente seria en donde fundamentar su veracidad, fueron suposiciones que se volvieron insostenibles en el mismo siglo de su aparición. En 1782, fueron refutadas por el convento masónico de Wilhelmsbad, después fundamentadamente cuestionadas por la historia masónica y, por último, literalmente destruidas por autores como Albert Lantoine, entre otros. Pero, algunos derivados de tales fabulaciones aún persisten.
    Veamos, en adelante, como se originaron y desarrollaron dichas fábulas.

    b) LOS DISCURSOS DEL CABALLERO A. M. RAMSAY

    El Caballero Andrew Michael Ramsay (1686?-1743), ardiente jacobita y preceptor de los hijos del Pretendiente (Jacobo III), en sus discursos de 1736, 1737 y 1738  los cuales parecen ser un mismo texto modificado por distintas razones y circunstancias  menciona que la Orden ha sido fundada en la antigüedad y renovada por los Cruzados y los Caballeros de San Juan en particular, de los cuales, afirma, deriva el nombre de “logias de San Juan”. En ninguna parte de dichos discursos se menciona, explícitamente, a los Templarios.
    En el discurso pronunciado en la logia Saint-Jean, del 26 de diciembre de 1736, Ramsay sostiene que la “Orden” tiene origen en la más remota antigüedad. También menciona a los patriarcas bíblicos, a los Misterios antiguos y a célebres hombres de la época clásica como formando parte de la Orden. Además, hace mención de un misterioso Libro de Salomón encontrado y descifrado en parte por los Cruzados, después de lo cual, escribe, “se renovó nuestra Orden, de la cual Noe, Abraham, los patriarcas, Moisés, Salomón y Ciro habían sido los primeros grandes maestres”.
    Cuatro meses después, en el discurso (ya modificado) previsto para el 21 de marzo de 1737  que no llegó a leerse porque el cardenal Fleury, ministro de Luís XV se opuso, pero igualmente fue impreso y circuló en forma oculta  Ramsay vuelve a expresar : “Nuestra orden, por consiguiente, no debe ser considerada como una renovación de las Bacanales, sino como una orden moral fundada en la remota antigüedad y renovada en Tierra Santa por nuestros ancestros (los Cruzados)”.
    En cambio, en el discurso de 1738 parece contradecir lo que había afirmado en los dos anteriores, principalmente, en el de 1736. Ramsay, en este último discurso (el de 1738), escribe que pasa rápidamente por sobre el “origen fabuloso” de los antiguos antecedentes de la Orden para poder llegar a su “verdadera historia”. Verdadera historia que ya no encuentra en la más remota antigüedad sino en los Anales de la Historia de Gran Bretaña, en las Actas del Parlamento de Inglaterra y en las tradiciones vivientes de la nación británica que ha sido el asiento de la Confraternidad desde el siglo once.
    Para después afirmar, que la Orden ha sido ”instituida por nuestros Ancestros(los Cruzados) en Tierra Santa para llamar al recuerdo de las verdades más sublimes, en medio de los inocentes placeres de la sociedad”. Esto implica, que la Orden ya no fue fundada en la más remota antigüedad ni renovada en Jerusalén  como Ramsay afirma en sus discursos de 1736 y 1737 sino que ha sido instituida o establecida por los Cruzados en Tierra Santa. Ingeniosa fábula que, por supuesto, satisfacía mucho más al aristocrático orgullo de los masones franceses que el simple oficio de los constructores operativos medievales.
    Las distintas modificaciones de un mismo texto, además de las citadas anteriormente, pueden haberse debido a las cambiantes ideas del autor, pero también a la influencia de los Estuardo, a las presiones del cardenal Fleury y sus espías en las logias y a la necesidad de disminuir el predominante protagonismo de las tradiciones judía y “pagana” del primer discurso de 1736.
    Debemos recordar, que en las logias jacobita-estuardistas del siglo XVIII no predominaba un cristianismo precisamente tolerante hacia ideas distintas y menos aún un cristianismo de características iniciáticas, sino un catolicismo fuertemente dogmático e inquisitorial, aliado con el poder real y en constante lucha contra los estados protestantes e ideas paganas y heréticas de la época.
    Cabe observar, con respecto a la fundación de la Masonería según las hipótesis del jacobitismo y del estuardismo, otra posible contradicción. Mientras una versión atribuía la fundación de la Orden Masónica a los Templarios refugiados en Escocia, otra versión presentaba a los Cruzados como sus fundadores en Tierra Santa (Jerusalén).
    Más allá de los discursos de Ramsay, de sus posibles contradicciones y de las fábulas que aparecieron durante el denominado Siglo de las Luces es por demás evidente y demostrable que la Masonería, en tanto que “arte de construir”, es muy anterior a los Cruzados, a la Orden del Templo y a los Templarios refugiados en la isla de Mull (Escocia). No obstante, algunas modificadas derivaciones, pero igualmente fundamentadas en dichas fábulas y suposiciones, aún persisten y se difunden como si fuesen reales hechos históricos.

    c) EL PARTIDO JACOBITA-ESTUARDISTA Y SU
    MASONERÍA

    Las primeras logias militares de Saint Germain-en-Laye (Francia), fundadas dentro de los regimientos que acompañaron en su exilio al rey Jacobo II y, tiempo después, la Madre Logia Estuardista desempeñarán un importante rol en la Masonería francesa del siglo XVIII. Sin embargo, dichas logias no eran tan tradicionales ni legítimas como afirmaban ser. “Se puede admitir, sin pruebas absolutas pero con mucha verosimilitud, que esta Madre Logia Estuardista de Saint-Germain-en-Laye usurpó los poderes de la célebre Madre Logia de Heredom de Kilwinning, de Inglaterra, fechando en este último Oriente documentos que en realidad habían visto el día en Saint-Germain-en-Laye” (Ambelain, R. El Secreto Masónico. Barcelona. Edit. Martínez Roca, 1987, p. 36).
    Tal afirmación no la expresa ningún autor en oposición a este tipo de Masonería, sino Robert Ambelain, estuardista pero no apologista, Gran Maestre de dos ritos masónicos, poseedor de todos lo grados de cinco ritos más y reconocido historiador de Francia.
    La Madre Logia Estuardista, ante la imposibilidad de demostrar que era la legítima heredera de las antiguas tradiciones que proclamaba poseer, había incurrido en la falsificación de documentos masónicos. Esta era una práctica mucho más frecuente de lo que se supone en este tipo de Masonería que tenía la necesidad de lograr prosélitos para su causa partidaria, principalmente, entre los nobles y políticos de la Masonería francesa que colmaban las logias de esa época.
    Usurpaciones y falsificaciones de este tipo, tiempo después, fueron mucho mejor verificadas con el desarrollo de la revisión y la crítica histórica.
    En Francia, la Madre Logia Estuardista ejercía su jurisdicción sobre las logias fieles al partido de los Estuardo, cuyo principal objetivo era reconquistar el poder y restablecer la monarquía y el catolicismo en Inglaterra. Para tal fin, dicho partido en el exilio  Jacobo II, su hijo Jacobo III, llamado el Caballero de San Jorge, y su nieto Charles Edward Stuart  se esforzaba por mantener de aliados a su causa al Papa, al rey Luís XIV y a la Francmasonería francesa, la cual a partir de 1725 sólo trabajaba en los tres grados que provenían de la Gran Logia de Inglaterra. Tiempo después, llamados grados simbólicos o azules. Por supuesto, no hace falta recordar que aún no existían los ritos masónicos de múltiples grados que conocemos en la actualidad.
    De repente y desde los ámbitos jacobita-estuardistas aparecieron algunos grados caballerescos como los de Novicio, Maestro Escocés, Templario y las distintas versiones del denominado Maestro Irlandés. Esta nueva Masonería “escocesa”, templaria y católica tenía por finalidad, además de sus objetivos políticos, subordinar bajo su dirección a los únicos tres grados de origen inglés que, por esa época, se practicaban en las logias francesas.
    La logia “La Perfecta Igualdad” de Saint Germain-en-Laye, de tradición jacobita y estuardista, mediante un documento hacía remontar su antigüedad hasta el año 1668. Evidentemente, para demostrar una filiación anterior a la Gran Logia de Londres de 1717, después llamada Gran Logia de Inglaterra.
    La investigación histórica ha demostrado que dicho documento presenta una raspadura, es decir, que dicha fecha pudo haber sido escrita sobre lo que había sido borrado (Alec Mellor. Dicionário da Franco-Maçonaria e dos Franco-Maçons. Sao Paulo. Edit. Livraria Martins Fontes, 1989, p.150).
    A pesar de lo que generalmente se piensa no fueron dos, tres o cien sino miles de falsas cartas-patentes y diplomas firmados, supuestamente, por los Estuardo. Estos documentos, a mediados del siglo XVIII, se encontrarán por toda Europa. De este modo, se fue “legitimando” y expandiendo este tipo de Masonería corrupta y desviada que, por debajo de las formas masónicas, ocultaba sus proyectos puramente conspirativos y políticos.

    d) LA APARICIÓN DE LOS ANTIGUOS GRADOS
    ESCOCESES

    No es ninguna novedad que los masones jacobitas y estuardistas clamaban venganza por el destituido rey Carlos I de Inglaterra, decapitado en Londres en 1649 después de negarse a reconocer la legalidad del tribunal y no presentar defensa contra los cargos de tirano, asesino y enemigo de la nación. A partir de ese momento, se establece la República en Inglaterra y comienzan los primeros intentos conspirativos para restablecer la monarquía de los Estuardo en dicho país. Para tal fin, se utilizaron todos los medios posibles, incluso, la Masonería.
    A principios del siglo XVIII, con la colaboración o la directa autoría de Andrew M. Ramsay se crearon, modificaron y difundieron los denominados grados escoceses de Novicio, Templario (Caballero del Templo) y Maestro Escocés. Los cuales fueron llamados “escoceses” no por provenir de Escocia, sino porque Ramsay era escocés pero residente en Francia y, de este modo, quiso distinguirlos de los tres grados ingleses (Aprendiz, Compañero y Maestro) que, en esa época, eran los únicos que se practicaban en las logias inglesas, escocesas y francesas.
    Además, el adjetivo de “antiguos” con el cual se suele calificar a dichos grados “escoceses” no se refiere ni a la tradición relacionada al Gran Maestre Jacques de Molay, ni a la Escocia de los siglos XIII y XIV del rey Robert Bruce y sus Templarios y, menos aún, a los Cruzados de Jerusalén como se intentaba y aún se intenta hacer creer, pues en aquellos siglos no existían dichos grados ni las fábulas estuardistas. No obstante, si se quiere admitir que dichos grados son depositarios de una ininterrumpida tradición templaria que provendría de Palestina o de la Escocia medieval, entonces, sería necesario no incurrir en el muy frecuente error de confundir la historia y las legítimas tradiciones con las fábulas y las meras suposiciones. Eminentes autores masónicos han demostrado que los denominados “grados escoceses” fueron creados, aproximadamente, 400 años después de Robert Bruce y sus Templarios, pero no en Escocia sino en Inglaterra en la segunda mitad del siglo XVII o, como es mucho más probable y demostrable en Francia, durante el siglo XVIII.
    El principal objetivo de estos grados “escoceses”  además de superponerlos a los tres grados que provenían de la Gran Logia de Inglaterra para poder gobernarlos  consistía en estimular a sus partidarios estuardistas, probarlos en relación a su causa puramente política e, incluso, cobrar importantes sumas de dinero por las iniciaciones. Con respecto a esta empresa partidista, que nada tenía de tradicional e iniciática, escribe el historiador François T. B. Clavel: “Gracias a estas iniciaciones, muchos de los emigrados que se hallaban exhaustos de recursos, pudieron hacer frente con deshogo a sus apremiantes necesidades, y cuando se agotaba el filón, pronto acudían al expediente de alguna nueva invención para que volviera a brotar”.(Fors, Luis R. Diccionario Enciclopédico de la Masonería. Barcelona. Edit. La Academia, 1883, p. 1079).
    En dichos grados se encontraba un seudo neo-templarismo con facciosos fines partidistas que poco o nada tenían que ver con los auténticos y demostrables acontecimientos históricos ni con las tradiciones caballerescas y templarias cuyos orígenes y canales de transmisión se encontraban en ámbitos diferentes a las fabulaciones y conspiraciones estuardistas (Ver subdivisión “f” de este mismo artículo).
    Es interesante recordar que cuando estos grados estaban tan de moda en Francia, en Escocia no sabían nada de ellos. Debido a las insistentes consultas acerca de títulos y documentos con la denominación de “escoceses” que frecuentemente se presentaban ante la Gran Logia de Escocia, para poner fin al monopolio que se ejercía abusando de su nombre y autoridad y para que constase que dichos grados nunca han sido practicados ni reconocidos en dicho país, en un artículo de sus reglamentos publicados en 1836, dicha Obediencia expresa terminantemente: “(cap.I., art.4º): La Gran Logia de Escocia no práctica más grados de Francmasonería que los de Aprendiz, Compañero y Maestro, denominados Masonería de San Juan” ( Fors, Luís R. Op. cit., p. 1137).
    En cuanto a la Real Orden de Escocia  que es un organismo posterior a la Gran Logia de Escocia  no ha nacido ni en Escocia ni en Francia sino en Londres, durante el siglo XVIII. La documentación demuestra su existencia a partir de 1741. Su fundación tenía por finalidad contrarrestar la exitosa, aunque cuestionada, reforma que había llevado a cabo la Gran Logia de Inglaterra en 1717.
    Tiempo después, la Real Orden de Escocia admitirá las innovaciones de Ramsay, es decir, que sus altos grados no provienen directamente de Escocia sino de Francia.

    e) RENÉ GUÉNON: HERENCIA TEMPLARIA Y
    MASONERÍA ESTUARDISTA

    René Guénon  que concede una importante función a la Orden del Templo en la conservación de la tradición  en relación a la palabra “Heredom”, entendida alteradamente en inglés como heirdom y a la cual se le atribuye, muy ligeramente, el significado de “herencia” de los Templarios acogidos por el rey Robert Bruce en Escocia y que , además, habrían fundado la Logia Madre de Kilwinning, sostiene que el significado atribuido a dicha palabra “está muy lejos de explicarlo todo, y es muy posible que este sentido haya venido solamente a añadirse secundariamente, siguiendo una similitud fonética, a una palabra cuyo origen era muy diferente”. Quiere decir el autor de la anterior cita, que el significado secundario de “herencia” templaria que se le atribuye a la palabra Heredom no es el sentido original del término, pues este es muy diferente a lo que se le pretende atribuir. En otros términos, Guénon no considera posible que “Heredom” haga referencia a la herencia del templarismo escocés.
    Además, la fábula  que suele desentenderse de la historia, de la tradición e, incluso, de la razón  pretende hacernos creer que los únicos depositarios de la antigua logia de Kilwinning del siglo XII y del rey Robert Bruce y sus caballeros templarios del siglo XIV fueron los Estuardo y su muy peculiar Masonería. Cuya herencia escocesa sería la única que se habría transmitido a los ritos creados posteriormente.
    Ante tan monopólica como falaz versión, continúa diciendo R. Guénon: “Nos parece del todo inútil hacer intervenir aquí la herencia de los Estuardo como lo quería Ragón; incluso si es cierto que algunos hayan hecho tal aplicación, esta no podría ser en todo caso más que tardía y ocasional, y sería casi tan desviada como aquella según la cual Hiram habría sido, se dice también, considerado como figurando a Carlos I de Inglaterra”(cf. Guénon, R. Estudios sobre la Francmasonería y el Compañerazgo. Edición de Internet, vol. II, p. 8).
    La herencia de los Estuardo es tardía, porque desde el origen de las tradiciones de las que pretenden ser los herederos directos han transcurrido, aproximadamente, de 400 a 500 años sin una línea de continuidad seria y demostrable; es ocasional, porque se aprovechó una determinada circunstancia política para usar y abusar monopólicamente de una tradición que no les correspondía en su totalidad, y es desviada, porque se desvirtuó y corrompió a dicha tradición con fines exclusivamente partidistas y personales.
    Guénon, tampoco admite que la etimología original de la palabra Heredom sea el nombre de una montaña de Escocia, simplemente porque en Escocia no ha existido nunca una montaña con tal nombre. Pero, en tanto que la idea de “montaña” se puede asociar al concepto de un indeterminado “lugar santo” y admitiendo la hipótesis de que “Heredom” pudiese tener alguna derivación secundaria del griego “hieros domos” que significa “morada sagrada”, en tal caso, dicho lugar santo o sagrado correspondería ubicarlo no en Escocia sino en Palestina. Pero no en la Palestina medieval, sino en la precristiana. Pues, es en esa región en donde se encuentran las tres montañas sagradas del Sinaí, el Moríah y el Tabor, que corresponderían a los simbólicos lugares que ocupaban los tres principales oficiales de una logia de la Masonería operativa. Además, dichas montañas también pueden corresponder con tres revelaciones sucesivas que son las de Moisés, David y Salomón, incluso, la de Cristo. Razón por la cual, Guénon desecha Escocia y su inexistente montaña de Heredom como hieros domos y ubica la primera Logia entre estas tres montañas en un simbólico “valle profundo en donde reinan la paz, las virtudes(o la verdad) y la unión”, es decir, en Tierra Santa. Incluso, si el monte Moríah fue el lugar en donde se edificó el Templo de Jerusalén, Heredom en su secundario sentido de hieros domos, también puede hacer referencia a ese Templum Hierosolimae al cual se refiere la triple Tau del Royal Arch.
    Pero, como recuerda el mismo autor, es necesario no confundir los múltiples sentidos secundarios que puede poseer una palabra como Heredom con el sentido original de la misma, el cual puede ser muy diferente e, incluso, incompatible con algunos de los significados que se le pretenden atribuir.
    En la Orden Real de Escocia existe la costumbre de escribir algunas palabras con las consonantes únicamente. De modo que Heredom, sin las vocales, se puede escribir así: H.R.D.M. Escritas de esta manera, dichas letras, entre otras posibles combinaciones, pueden leerse como “Harodim”. Tanto Harodim como también Menatzchim serían grados superiores de la Masonería operativa, que habrían sido desconocidos por los fundadores de la Masonería especulativa.
    En realidad, no eran grados en el sentido de la Masonería moderna sino funciones que ejercían los Maestros de una muy antigua Masonería operativa de la época salomónica. Algunas de estas funciones, con el advenimiento de la Masonería moderna se convierten en grados. Por ejemplo, una de las funciones de los Maestros, durante la construcción del Templo de Jerusalén, consistía en supervisar que las piedras estuviesen perfectamente labradas, según las exigencias de la obra a la que debían ser destinadas. Cuando estas piedras, a juicio del Maestro supervisor, llegaban a estar correctamente terminadas por los Compañeros, entonces se las identificaba por medio de una marca de aprobación determinada, que era distinta a la marca personal de cada Compañero. Las piedras incorrectamente labradas eran arrojadas entre los escombros. Dicha marca de aprobación era impresa en las piedras correctamente labradas por los Maestros supervisores o sobrestantes, también llamados superintendentes o inspectores. Cuando aquellos antiguos Maestros ejercían esta función de supervisores, se les conocía como Menatzchim.
    En las Constituciones de 1723, redactadas por el escocés James Anderson, en el artículo IV de las Obligaciones de un Francmasón, se dice: “Ningún hermano puede ser supervisor antes de haber pasado el grado de compañero; ni maestro antes de haber llenado las funciones de supervisor, ni gran supervisor antes de haber sido maestro de una logia, ni gran maestro, a menos de haber sido compañero antes de su elección”.
    Como se puede observar, Anderson ha conservado y diferenciado correctamente, de acuerdo a la tradición operativa, los grados y algunas de las funciones correspondientes a los mismos.

    f) EL CAMINO DESVIADO

    Volvemos al tema de la creación de los denominados grados escoceses por los Estuardo o sus fieles seguidores. En dichos grados se desviaba la auténtica tradición con fines exclusivamente partidistas y conspirativos, ya no se clamaba venganza por Jacques de Molay, el Gran Maestre francés de la Orden del Templo quemado vivo en París, en 1314, sino por el rey Carlos I, derrotado por los ejércitos de Oliver Cromwell y ejecutado en 1649.
    En la Cámara del Medio, el compás se encuentra sobre la escuadra para indicar un trascendente trabajo que se debe realizar. Pero en las logias jacobitas-estuardistas el simbolismo se interpretaba y desviaba de tal manera que ya no era el Artífice del Templo de Salomón quien, en la persona del nuevo Maestro, revivía en ellas sino el mismo Carlos I; mientras que Cromwell y sus ayudantes eran los malos compañeros que lo habían asesinado.
    Estas eran las iniciaciones reservadas que en el siglo XVIII se celebraban en la Casa de los Estuardo y en las logias de sus fieles escoceses. Tan innovadoras y partidistas escenificaciones, desviadas de las más o menos auténticas tradiciones que aún subsistían, se representaban ante el reverente júbilo de sus maestros estuardistas, facciosamente conjurados en función de sus proyectos políticos
    Sin embargo, más allá de la desviada y corrupta utilización política de la Masonería, los grados escoceses estuardistas es posible que hayan transmitido algo más esencial, es decir, lo estrictamente iniciático, operativo y esotérico de los mismos.
    La Rosa Cruz Real, fundada en 1593 por Jacobo VI de Escocia, estaba constituida por treinta y dos Caballeros de San Andrés del Cardo, de los cuales deriva el grado de Maestro Escocés de San Andrés y, después, el de Príncipe o Caballero Rosa Cruz, también conocido como Caballero del Águila, Caballero del Pelícano, Masón de Heredom, etc. Grado que no era masónico, pues la Rosa Cruz Real, en esa época, era una Orden completamente diferente a la Masonería. Actualmente, y con distintas variantes, este grado se encuentra en la mayoría de los ritos masónicos que lo han incluido su régimen de Altos Grados.
    Ahora, corresponde preguntarnos si los Maestros Escoceses habrían conservado algunos conocimientos específicos y operativos de la corriente rosicruciana de la que habían nacido.
    El mismo Robert Ambelain, que poseía una filiación de la Masonería estuardista, sostiene que la respuesta a este problema es negativa.
    La tradición rosicruciana, que es cristiana pero también hermético-alquímica, consistía en el antiguo arte de las transmutaciones metálicas, psíquicas y pneumáticas. Además de una filosofía que consideraba a la unidad de la materia, existía la posibilidad de transmutar la interioridad esencial del hombre y operar con determinados principios, leyes y potencias que rigen al Cosmos. La caída y encierro de determinadas partículas de la Luz esencial y primordial en una extrema densidad constituida por los cuatro elementos materiales, se simbolizaba por las cuatro puntas de la Cruz. En cuyo centro, por medio de determinadas operaciones, no era imposible que llegase a florecer la simbólica Rosa del sublime quinto elemento alquímico, liberando y reintegrando así la Luz quintaesencial a sus orígenes prístinos. Misterium Magnum que constituye la esencia implícita en las principales religiones y tradiciones sapienciales de Oriente y Occidente, pero cuyo acceso más directo y, por lo tanto más difícil y riesgoso, se encuentra en las vías internas de la realización iniciática.
    Es evidente, que en el grado de Maestro Escocés de San Andrés del Cardo bajo sus formas religiosas se encubría la ciencia hermético-alquímica rosacruz, que nada tiene que ver con la fabricación del oro vulgar y cuyo origen tradicional es muy anterior al cristianismo. Pero, durante el siglo XVIII esta antigua ciencia transmutatoria  cuyo simbolismo es lo primero que presencia el candidato en el hermético Cuarto de Reflexiones  fue desviada hacia formas diferentes, mucho más religiosas, exotéricas y devocionales.
    En 1751, el jacobita Georges de Walnon en su Madre Logia de Marsella transformó el grado de Maestro Escocés de San Andrés, después denominado Caballero Rosa Cruz, hacia un espíritu diferente. De este modo, la pura enseñanza rosacruz de este grado se confundió con tradiciones religiosas más externas y devocionales que iniciáticas y herméticas, dando como resultado el grado de Caballero Rosa Cruz de la actualidad.
    Advertidas tales desviaciones y desvirtuaciones en ese como en otros grados y cuando ya no interesaba o no se comprendía lo esencialmente iniciático, algunas Obediencias efectuaron un proceso de “desacralización” de sus rituales para, después, derivar en una excesiva laicización de los mismos. Y, como suele suceder, para evitar una extrema desviación se derivó en una, prácticamente, excesiva oposición. Así, en algunos ritos la auténtica tradición iniciática, hermética y rosacruz de este como de otros grados permaneció olvidada, desfigurada o inadvertida bajo extrañas vestiduras.
    Sin embargo, y a pesar de las distintas modificaciones y desviaciones que ha padecido el grado de Caballero Rosa Cruz, algo de la antigua ciencia hermético-cristiana(o cristianizada) que le transmitió su esencial origen ha permanecido en el mismo.

    g) EL TESTIMONIO DE LOS ANTIGUOS DEBERES

    Una de las más importantes fuentes de información acerca de la Masonería antigua, medieval y moderna son sus Antiguos Cargos o Deberes (Old Charges).
    De los múltiples manuscritos masónicos que han llegado hasta nuestra época hemos consultado más de veinte constituciones, estatutos y reglamentos cuyas fechas de redacción se encuentran comprendidas entre el siglo X y el siglo XIX. Los documentos consultados son los siguientes: Constitución de York. Estatutos de los Canteros de Bolonia. Manuscrito Regius. Manuscrito Cooke. Constituciones de los Masones de Estrasburgo. Estatutos de Ratisbona. Constitución de la Francmasonería Universal. Manuscrito Grand Lodge Nº 1. Estatutos de Schaw. Manuscrito Iñigo Jones. Reglamento de 1663. Manuscrito de Edimburgo. Manuscrito Dumfries Nº 4. Manuscrito Trynity College. Manuscrito Kewan. Reglamentos Generales. La Institución de los Francmasones. La Constitución de Anderson. Manuscrito Graham. La Masonería según las Escrituras. Las modificaciones Inglesas de 1738 y de 1813 a las Constituciones de Anderson. Diálogo entre Simón y Felipe. Manuscrito Essex.
    Entre estos importantes documentos masónicos se encuentran escritos anteriores, contemporáneos y posteriores a las Cruzadas, a la Orden del Templo, a los Templarios de Escocia y a la Masonería jacobita-estuardista. Incluso, tres de ellos como los Estatutos de Schaw de 1598, el Manuscrito de Edimburgo de1663 y el Manuscrito Kewan de 1714 -1720 son escritos que se fundamentan en la Masonería Escocesa.
    En general, en dichos documentos  salvo uno de los manuscritos que hace mención de dos grados solamente  se encuentran claramente determinados los tres grados operativos tradicionales (Aprendiz, Compañero y Maestro) y sus distintos usos, funciones, deberes, derechos y obligaciones. Pero no hemos encontrado ninguna explícita referencia a grados superiores a la Maestría, ni a los denominados grados escoceses del jacobitismo y del estuardismo.
    Será necesario esperar hasta la segunda mitad del siglo XVIII, con la aparición de los regímenes de múltiples grados, para que sus constituciones y reglamentos incluyan a los, desde entonces, denominados Altos Grados escoceses.
    Además, ninguno de los documentos masónicos citados, incluso los manuscritos escoceses, expresan la más mínima referencia a los Cruzados instituyendo la Masonería en Jerusalén, a los Templarios fundándola en Escocia y, menos aún, a alguna filiación templario-masónica que habría llegado ininterrumpidamente hasta la Masonería jacobita-estuardista, entre otras fabulaciones del mismo origen.
    ¿Cómo es posible que tan relevantes acontecimientos hayan sido completamente ignorados por veintitrés documentos masónicos de cinco países diferentes, incluida Escocia? Invitamos a que cada uno de los lectores responda, de acuerdo a su saber y entender, a esta pregunta.
    Aunque en los documentos consultados no se ha hallado ninguna expresa mención de las fábulas estuardistas, en cambio, se narra en ellos que el origen de la Masonería se encuentra en la más remota antigüedad, sucesivamente ha sido reconstituida, adaptada y reformada a través del tiempo y, al menos, desde el siglo X existe constancia escrita de los tres grados operativos tradicionales
    No ignoramos que, para justificar lo injustificable, durante el siglo XIX aparecieron una serie de escritos como la “Carta de Larmenius” o el manuscrito del Dr. Oliver y su rito de Bouillon, entre otros. Sin embargo, no transcurrió demasiado tiempo para que se demostrase su absoluta y apócrifa ilegitimidad. En otra época se llegó a afirmar que eran “las pruebas que faltaban”; hoy se encuentran en el justo y merecido olvido destinado a los más escandalosos fraudes.

    (Este artículo continúa en la 2a Sección
    de: LA MASONERÍA JACOBITA-ESTUARDISTA)

    Claudio D. Actis Orellana
    Bs. As., 27 de julio de 2008
    logestudio@gmail.com

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