miércoles, julio 26, 2006

Los cruceros y la contaminación de los mares

Extractado del artículo publicado en http://actualidad.terra.es/
25 jul 06
La organización de defensa del mar Oceana publica en su página web www.oceana.org que el incremento constante de cruceros está provocando un aumento siginificativo de la contaminación de los oceános.
Aguas residuales, basura, sustancias químicas tóxicas y contaminación atmosférica son algunos de los efectos que provocan los cruceros que atraviesan las aguas de algunos de los lugares más vulnerables y valiosos del planeta, como la Patagonia o la Antártida.
En este sentido, Oceana recuerda que el turismo de cruceros genera abundantes residuos sólidos y líquidos. A diario, un crucero deja tras de sí 7 toneladas de basura, 114.000 litros de excrementos, 965.000 litros de agua sucia, 57 litros de desperdicios tóxicos y emisiones diésel equivalentes a 12.000 automóviles. Además, la mayoría de los barcos utiliza combustible de baja calidad que produce 50 veces más contaminantes tóxicos que el diésel de los camiones.
La contaminación marina no para de crecer debido a los resquicios legales existentes, las inspecciones inadecuadas, los controles negligentes o el aumento excesivo de la industria --en el caso de Chile, en los últimos seis años se ha producido un aumento del turismo de cruceros de un 500%--. Para Oceana, 'las compañías deben asumir su responsabilidad y proteger a nuestros océanos de la basura que emiten'.
Terra Actualidad - Europa Press

1 comentario:

  1. Estimados Antárticos,

    Una gran casualidad hace que la segunda vez que visito el blog me encuentre con el artículo de Oceana sobre los cruceros de turismo. Un tema delicado que empiezo a conocer y me permito hacer un par de comentarios.

    Efectivamente los cruceros producen cierto tipo de contaminación innegable, si bien un daño relativo en el medio ambiente antártico si comparamos esta contaminación con la de otros vehículos que transitan por el área antártica.

    Debido a las regulaciones auto impuestas de la IAATO y al carácter “ecológico” (reponsable) a lo sumo) de los cruceros antárticos os puedo garantizar que se intenta minimizar las contaminaciones.

    Como Hotel Manager de barcos rusos (trabaje en 5 diferentes) me ha tocado lidiar con algunas tripulaciones nuevas en Antártida y entrenarlas así como experimentadas y totalmente acordes con las reglas vigentes. Puedo asegurar que en la inmensa mayoría de los casos de cruceros turísticos nunca se arroja ningún tipo de basura sólida al sur del paralelo 60 y que el vertido de aguas negras se realiza luego de un procesado de las mismas que minimiza su “suciedad”. Los barcos ex - científicos rusos (no así los barcos turísticos rusos) son bastante modernos (1990/91) y cuentan con más tecnología de lo que nos imaginamos normalmente.

    También es cierto lo que menciona Oceana sobre la calidad muy baja de algunos de los combustibles utilizados (en realidad eso depende de la empresa que gestiona y alquila el barco y de cuanto quieran pagar por el carburante, hay de todo) pero, en la zona que nos atañe, hay que mencionar que las cifras ofrecidas son del todo inexactas.

    Las cifras diarias de contaminación ofrecidas por Oceana son las de un barco de crucero grande (digamos 3000 pax y 1200 crew) pero hay que recordar que en la Antártida los miembros de IAATO se impusieron una cifra máxima de 100 pasajeros en tierra al mismo tiempo (con algunas excepciones tanto en barcos como en lugares de desembarco) lo que hace que, en su gran mayoría, los barcos que realizan cruceros a la Antártida son de 100/120 pax y 70/80 crew+staff o de 50 pax y 20/25 c.+s. Estos datos obviamente nos ubican en cifras mucho más reales como, por ejemplo, un consumo diario de agua de entre 10 y 25.000 litros de acuerdo al navío.

    Dicho esto regreso a los otros vehículos que polucionan la Antártida como la contaminación realizada por los aviones que sobrevuelan el continente, totalmente desproporcionada con el producto que ofrecen, es el caso de Quantas. O el uso de barcos de logística y vigilancia de la Segunda Guerra Mundial totalmente obsoletos (y sin duda mucho más contaminantes que los armados en 1991) como el Lautaro chileno, el Castillo argentino, Las Palmas español, etc.

    Sin embargo, personalmente, me da mas miedo la “explosión inmobiliaria” antártica en la que vemos cada día mas ampliaciones de bases mientras otras son abandonadas en buenas condiciones. Vemos los agregados constantes de Frei/Villa Las Estrellas y el abandono de bases como Arturo Prat en perfectas condiciones o Almirante Brown, ya muy deteriorada.

    Estamos contaminando con bases y todo lo que ellas conllevan cuando tenemos instalaciones inútiles como González Videla en donde hay personal de la Fuerza Aérea Chilena que solamente cumple la función de marcar soberanía y se desperdicia un lugar privilegiado para hacer estudios científicos en donde se podrían lograr avances significativos de investigación a un coste cero y sin incrementar en nada la contaminación ya realizada por una base en funcionamiento.

    El impacto medio ambiental que tienen las posiciones gubernamentales (de casi todos los países miembros) defendiendo una soberanía o presencia territorial en una forma obsoleta, militares y políticos, en lugar de científicos con banderas nacionales pero investigando por el bien común en el mejor laboratorio natural que existe, me parece mucho mas contaminante (y no hablo metafóricamente) que los barcos de crucero.

    Podría seguir horas discutiendo si los depósitos de combustible camino a Vostok, o las bases abandonadas por desacuerdos burocráticos, o la mala gestión de las estaciones de los países “pobres” y los no tanto, o la permisividad de las actividades pesqueras de buques ilegales en condiciones lamentables, o los sobrevuelos constantes de la flota americana en el Pacifico y de soporte a McMurdo y Scott son mas contaminantes que los barcos de turismo… pero coincido totalmente que tenemos que minimizar la contaminación de los cruceros evitando el uso de combustible peor que el necesario, intensificando controles rigurosos, castigando a las “banderas de conveniencia”, hasta quizás imponiendo impuestos para minimizar los daños y regulando… pero regulando a TODAS las operaciones antárticas.

    Los mayores ejemplos de daños ecológicos los he visto, y con gran diferencia, realizados por personal logístico de los países miembros del Tratado, tanto en su quehacer laboral como, anecdóticamente, en sus momentos de ocio, y sinceramente creo, que hoy y a corto plazo deberíamos preocuparnos mucho mas por ese daño ignorado y escondido, claro… sin olvidar el impacto del Turismo.

    Para terminar recuerdo haber leído (lamento mucho y pido disculpas por no recordar la fuente, para verificar su veracidad) un estudio de unos años atrás en el que se culpaba al Turismo Antártico de menos de un 1% de la contaminación e impacto generado por todas las actividades humanas en el Continente Blanco.

    Atentamente,
    Juan Kratzmaier

    PD, pido disculpas a Chile y a Argentina por usar muchos ejemplos pero son los que más conozco, lo mismo debe sucederle a otros gobiernos.

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