martes, agosto 22, 2006

101 días en los hielos, vivencias de Edie Duré en 1969






Transcribimos a continuación algunos fragmentos de la crónica que Edie Duré escribiera durante su invernada 1969, donde vivió experiencias inolvidables no solo por el contacto con la naturaleza, sino por la oportunidad de compartir vivencias con expedicionarios de otro país, comprobando que la convivencia en la Antártida es una posibilidad inmensa de aprender a cómo vivir en paz y armonía.
El Boletín Antawa, compiló y editó el diario personal de Edie Duré y el mismo está disponible online para bajarlo en formato PDF, haciendo click aquí


El día de la partida, se realizó como estaba previsto, el 22 de julio de 1969, la Base, temprano cobró vida, los vehículos estaban dispuestos para la marcha con dirección al glaciar. Eran dos de los llamados "Gatos de la Nieve", con su correspondiente trineo de arrastre, cargado con los elementos necesarios para estar treinta días, realizando diversas tareas como ya se mencionó, de geodesia Astronómica, debíamos realizar mediciones de estrellas en tres puntos diferentes de la helada sabana blanca, que cubría la superficie de la “Tierra de San Martín". El Cerro "Olga", El Cerro. "Bardas Coloradas" y otro en la proximidad del Refugio "Cristo Redentor"
Todos colaboraban y nos deseaban suerte, con abrazos emocionados nos despidieron y en esos rostros curtidos por el implacable clima antártico, cubiertos por espesas barbas, se alcanzaban a percibir algunos ojos húmedos, imaginaban lo duro de nuestras tareas, y los innumerables sacrificios que deberíamos realizar, sin contar de los peligros diarios a los que estaríamos expuestos. (Extravío, grietas, viento blanco, temporales), sólo, serian algunos.
Ellos, veteranos de varias campañas, bien que lo sabían y nos acompañaban con buenos deseos e intenciones.
¡Antártida como cambia a los hombres! Que hasta yo sentía un nudo en la garganta.
Muy temprano con la Cruz del Sur, sobre nuestras cabezas, siendo las 8 y 25 horas, salimos de patrulla a efectuar las determinaciones astronómicas de los puntos topográficos. Así, emprendimos la marcha hacia lo desconocido.
Los perros atados a la maroma, también nos despedían con alegres ladridos, ellos nos reconocían, pasábamos bastante tiempo junto en la tarea de alimentarlo y cuidarlos.
Eran muy cariñosos y ese afecto nos reconfortaba y nos ayudaba, hoy se dice que es una buena terapia el afecto de los animales. Por la experiencia obtenida en el Continente Blanco, creo que no se equivocan.
Quiénes tuvimos la suerte de conocer y tratar a esos nobles y bravos animales, los perros antárticos. Sabemos de su afecto y de su lealtad. ¡¡Cuántas vidas se salvaron en las patrullas por confiar en ellos!!
A medida que avanzábamos, en lenta marcha, el segundo vehículo pisándole las huellas al primero, íbamos descubriendo un paisaje hermoso, inigualable, daba la sensación de estar en otro planeta, ¡no, en otro lugar del planeta!.
Al frente, la inmensidad, lo desconocido, que poco a poco nos iba devorando.

En la primera jornada, hicimos doce Kms. ¡¡¡Una barbaridad!!!
A medida que nos Íbamos acercando, divisamos un grupo de hombres, uniformes marrones, los nuestros eran de color naranja, gesticulaban, se movían inquietos alrededor de lo que parecía un arco y dirigían la vista en nuestra dirección. Ellos también nos habían visto, y a no dudarlo, se estarían haciendo las mismas preguntas que nosotros.
Me daba la sensación que también a ellos, les extrañaba nuestra presencia
Estaban reunidos, alrededor de una “pluma”, construida con pesados maderos y aparejos, esperando nuestro arribo.
Nos recibieron con expresiones de alegría y bienvenida. Cuatro integrantes de la Base del Ejército Chileno Bernardo O'Higgins.
Después de las presentaciones de rigor, nos enteramos del motivo de su presencia en ese lugar - que por otro lado, estaba a la vista - un vehículo O Km. con su trineo de arrastre "fondeado” en una grieta profunda que posiblemente llegaría hasta el "infierno" y el vehículo había quedado suspendido de un puente o balcón de hielo que tenia la grieta, que era de la que se denominan tipo “copa”, ancha arriba, y angosta abajo.
En este tipo de grieta, si se tiene la mala suerte de caer, existe una posibilidad de salvarse. En la otra, de “V” invertida, angosta arriba, ancha abajo, las posibilidades son casi nulas.
Se encontraban distantes unos treinta Kms. de su Base. Les convidamos unos mates, que no sabían tomar y que les cebaba Rodríguez, ellos nos convidaron con unos vasos de "néctar con pisco", muy bueno, pero sumamente peligroso en la soledad de la Antártida y más aún, cuando se sale de patrulla.

No querían arriesgar un segundo vehículo, en su intento por recuperar el “fondeado” en esa zona de grietas y de muy peligroso desplazamiento, como lo comprobaríamos más tarde. Con la aclaración se diluyó nuestro interrogante, pero nos quedó un franco sentimiento de admiración por el enorme esfuerzo que les debe haber representado llegar con los materiales al lugar del accidente, distante aproximadamente dos horas del campamento Base.
La alegría y el agradecimiento demostrado por nuestros hermanos Chilenos, compensaron con creces nuestro esfuerzo. Nos sentíamos reconfortados, haber podido ser útiles a nuestros semejantes en aquellas desoladas latitudes, ello colmaba nuestras humildes y más sanas aspiraciones.

Los Integrantes de la Base del Ejército de Chile O"Higgins", sorteaban muchos peligros e inconvenientes climáticos, para recorrer más de 30 km. y llegar hasta nosotros y ofrecernos sus afecto y amistad y proveernos de verduras frescas, frutos del mar, de los que ellos tienen en abundancia y otros, como ser algunas latas de Pisco y Néctar…

Ellos sabían de lo peligroso que podía ser organizar una patrulla para ir a visitarnos y a pesar de todo, lo hacían.
Nos apoyaron permanentemente mientras duró nuestra permanencia en el Cerro “Olga”. Demostrando con ello, que supieron ser agradecidos y solidarios, actitud, que valoré sobremanera..
Visitamos su Base y nos agasajaron, nos honraron con sus afectos y atenciones, poniendo de manifiesto la franca hospitalidad del hermano chileno.
Solamente el temple del hombre que ha caminado por esas inmensidades, que le ha permitido fortalecer su carácter, conocer su valor, podrá tener la humildad suficiente, para someterse con altura a la madre naturaleza y ser parte integrante de ella con mucho respeto y cariño.

Me despido de Uds. Con un fuerte y caluroso abrazo en Dios y en nuestras Patrias.
Muy atentamente
Edie Daniel Duré
Suboficial Principal (R.) Ejército Argentino
Especialista en Servicio Geográfico
Expedicionario al Desierto Blanco
edaniel_dure@yahoo.com.ar
edaniel_dure@hotmail.com.ar
antarticosargentinos@yahoo.com.ar

Ha pasado el tiempo, y me agradaría poder contactarme nuevamente con algunos o todos los integrantes de la Dotación de la Base del Ejército Chileno Genarl D. Bernardo O´Higgins. Año 1969, con quiénes mantuve una hermosa amistad. Agradezco vuestra atención por adelantado.

Ellos son:
Comandante de Base: Capitán D. H. Carvacho Stine
2do Comandante de Base: Teniente D. Roberto Letelier
Teniente D. Roberto Valladare de R.
Suboficial D. Feliciano Escarez
Sargento 2do Juan Marcarian
Sargento 1ro Mario Urrutia
Sargento L Cubillos
Sargento Misael Suárez
Suboficial Rojas
Cabo 1ro Cortez C.
Sargento 2do Carlos Gafallardo
Cabo 1ro Arturo Aros.

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