miércoles, agosto 16, 2006

Reflexiones sobre la Antártida

Por Adriana Grossi
agosto 2006
La Antártida, puede tener las facetas más insospechadas para el entendimiento humano. Se acostumbra a pensar que es un continente blanco, mudo; sólo una gran reserva de hielo que apenas se “mueve” y que sirve de plataforma para ciertas formas de vidas animales y “ciertas” formas de humanos.
Tratemos de adentrarnos a lo parece que “algo” conocemos: Fauna Antártica.
¿Alguien puede explicar la magia de la perfección de un pingüino?. Está bien que, la Naturaleza toda, siempre a cada ser le da su belleza; aunque a primera vista parezca que no la tiene.
En un documental de una calidad excelente en cuanto a compaginación, narración y filmación; lograron transmitir la magia perfecta que transmite la Antártida.
Las formas montañosas que se yerguen cuales silentes y alertas guardias ancestrales; las interminables planicies heladas que guardan sus secretos en cada capa. Y sus temporales habitantes según la época del año; para los distintos rituales de la Vida.
Si fijamos la atención en los pingüinos, descubriremos de las tantas y hermosas enseñanzas que nos prodiga la vida.
Antes que nada, lo preparados que están para el ritmo tal vez cruel, visto desde afuera; y completo y sincronizado visto desde sus propias naturalezas.
El cuidado de sus pichones, y cómo los preparan para vida.
Claro que, después, estos pichones tendrán que aprender aceleradamente por su supervivencia. Más si un astuto leopardo marino se encuentra cerca eligiendo su “aperitivo” entre los que se van a aventurar a aprender a nadar.
Los pingüinos adultos saben de estas trampas y se mantienen bien lejos en la superficie helada o nadando a gran velocidad ya que son expertos nadadores. Es asombroso cómo se “transforman” cuando están en el agua a cuando están desplazándose por el hielo con sus patitas cortas o cuando se deslizan sobre sus panzas impulsándose con las patitas a modo de paletas.
Más de una vez se los ve simpáticos, inofensivos casi como muñequitos decorativos que dan ganas de abrazar; claro que no es romántico terminar con un buen picotazo propinado por el hermoso muñequito.
No hay que negar que tienen personalidad.
La prueba mayor fue cuando el comentarista dijo que había aprendido una gran lección de humildad con los pingüinos; y la imagen presentaba un trípode con una cámara colocada sobre el hielo y un pingüino “investigando” una de las patas del trípode; en eso, aparece otro pingüino más alto, mira un poco el trípode, mira al otro pingüino, se le acerca y luego se van juntos.
A lo que el comentarista dijo que habían ido a estudiar a los pingüinos y, esos mismos pingüinos, siguieron el ritmo de sus vidas ignorándolos en todo momento.
La Naturaleza enseña que, cada especie, tiene la madurez otorgada por la evolución y adaptación de su propia especie y que su instinto no radica sólo en su supervivencia; sino, en mantener su propio linaje.
Y así, podemos encontrar las distintas enseñanzas que nos susurra la Vida, a través de las distintas expresiones de la Naturaleza.
¿No será tiempo en que el humano, aprenda a aprender?

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