domingo, junio 14, 2009

libro "Los colores del desierto frío”

Presentación del libro "Antártida. Los colores del desierto frío" de Marcelo Gurruchaga, el jueves 2 de julio a las 18.30 en el salón Auditorio, Lima 717, Edificio Lima, Buenos Aires. Argentina.
Entrada libre.
Por más información: marcelo@marcelogurruchaga.com

Gurruchaga ofrece una percepción diferente de la Antártida
En el libro "Los colores del desierto frío”, el fotógrafo realiza una crónica visual donde las imágenes capturan una visión que va mucho más allá de la idea convencional de un continente, donde el blanco se extiende sin matices.
Por Mora Cordeu
Publicado en telam.com.ar
13jun09

Una crónica visual, que nos devuelve una mirada singular sobre la Antártida, propone el fotógrafo Marcelo Gurruchaga en su libro "Los colores del desierto frío", donde las imágenes capturan una visión que va mucho más allá de la idea convencional de un continente, donde el blanco se extiende sin matices.

"Lo que me propuse la primera vez fue explorar la Antártida y profundizar en lo que es realmente ese continente. De esa idea surgió el nombre del libro ’Los colores del desierto frío’ en contraposición al nombre vulgar del desierto blanco, subraya el profesional en una entrevista con Télam.

El libro, con textos indicativos y frases de exploradores en castellano e inglés, se relaciona con otro anterior sobre la Isla de los Estados "y justamente ahí transcurre la novela de Julio Verne, ’El faro del fin del mundo’. En la cumbre de una montaña miré al sur y no vi nada.
Ahí empecé a preguntarme qué había más allá de esas aguas", evoca quien siempre quiso conocer "lugares recónditos y extraños". Gurruchaga realizó dos viajes con el rompehielos Irizar y dos viajes con el buque de expedición Ushuaia en los que reflejó las imágenes de este libro que tiene la particularidad de contar una historia casi sin necesidad de palabras.

"Esa fantasía de una montaña blanca cubierta de nieve sin matices no la tuve, mi percepción fue distinta y sobre eso quise profundizar. Poner de relieve la naturaleza, el cambio climático, pero también la actividad humana que se desarrolla allí", resalta el también docente en las universidades de Buenos Aires, Belgrano y la UADE.

El paisaje antártico, llama la atención el fotógrafo, "siempre es diferente, año a año todo se transforma, se moviliza, cambia, obliga a tomar nuevas rutas, uno está a merced de la naturaleza".

Desde una mirada integral, Gurruchaga se detiene en captar desde los paisajes inmensos, hasta los detalles puntuales, como la mirada interrogativa de una foca, la huella que va dejando un pingüino sobre la nieve, el aleteo de una gaviota marinera, la textura de unas estalactitas o los colores amarillentos de un chorrillo de deshielo.
El fotógrafo visitó las trece bases argentinas, además de algunas extranjeras, a lo largo de una geografía en la que uno se siente "por momentos un gigante y en otros un punto perdido en el universo".
Entre los lugares más emblemáticos recorridos por Gurruchaga, "está la isla Decepción donde quedaron los restos de una vieja ballenera y de los viejos barriles que usaba. Fue como sentir la historia del lugar que ofrece un panorama totalmente diferente al resto de la Antártida".
"Es un volcán donde uno navega por adentro del cráter, el agua del mar entra ahí y la nieve y los glaciares están cubiertos de ceniza volcánica.
Es un glaciar negro que te rodea. Es impresionante. Y después las dimensiones de los glaciares, son inmensos, uno al lado del otro", describe el fotógrafo.
Refiriéndose al cuidado del medio ambiente y a la degradación del continente, Gurruchaga menciona los rastros de la actividad humana, "aunque el cuidado que hay en las bases es increíble, la gente retira la basura y va quedando la histórica, anterior al tratado antártico. Pero lo que se ve es el achicamiento de los glaciares".

El armado del libro no tiene un recorrido cronológico ni por temas, "la selección es estética y tiene en cuenta los colores, la asimetría, eso lo trabajamos muy bien con Paula Brass y Facundo Segura, que fueron los diseñadores del libro", precisa.
Una mirada estética que se realza en fotografías que por su encuadre desbordan lo pintoresco del paisaje y adquieren singularidad, como si se estuviera frente a un cuadro abstracto: "hay varias imágenes de esas", asiente Gurruchaga.
Además de focas, lobos marinos y otras especies típicas del lugar, destaca una fotografía en la que se observan sobre un huevo de pingüino un grupo de ’bélgicas’, unos insectos antárticos que deben su nombre al barco en el que viajaban sus descubridores".
Desde la perspectiva histórica, Gurruchaga comenta cómo se ve reflejada la expedición de Otto Nordenskjold, expedición sueca que llevó al primer argentino que estuvo en la Antártida, José María Sobral.
"Un poco ahí empieza la aventura de la Argentina en la Antártida, que ya tiene más de cien años. Es el país que tiene mayor presencia. Fue muy fuerte estar en la casa donde la expedición sueca esperó un año y no fueron a buscarlos. Recién al año siguiente los rescataron", resalta.
La última imagen, una estela en el mar congelado, está acompañada de una frase de Sobral escrita en su libro "Dos años entre los hielos 1901-1903": "Y sin embargo, yo quisiera volver a pasar por esas sensaciones otra vez.
Yo quisiera por varios años volver a internarme en las regiones heladas. Yo quisiera volver a oír en aquel silencio de muerte el ruido del ventisquero, el silbido del viento y de la nieve por los flancos de la tienda (...)".

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