miércoles, noviembre 18, 2009

Crucero con 124 pasajeros, está demorado por el mal tiempo

Un crucero de lujo, atrapado en la Antártida con 124 pasajeros
Está demorado por el mal tiempo. Su llegada a Ushuaia estaba prevista para hoy, pero recién lo haría el sábado. El pasaje cuesta 15.000 dólares. La mayoría de los turistas son ingleses.
Por: Carlos Galván
publicado en: Clarin.com - 17nov09

El rompehielos ruso Kapitan Khlebnikov navegaba por las aguas del mar de Weddell, en la Antártida, a su estilo: se montaba sobre el hielo, lo partía, retrocedía, tomaba de nuevo impulso y volvía a avanzar. Marchaba así cuando de golpe los traicioneros vientos antárticos cambiaron de dirección y lo dejaron prácticamente atrapado en un campo de hielo que acababa de partir.
"El buque no está varado, sólo demorado en su trayecto por contingencias meteorológicas", aseguró el prefecto Sergio Gaetan, jefe de la Prefectura de Ushuaia. Por esas "contingencias" la expedición del barco se atrasará al menos 4 días: su regreso a tierra firme estaba previsto originalmente para hoy y ahora fue reprogramado para el sábado 21. Anoche, el buque conseguía desplazarse lentamente sobre el hielo; se estima que este mediodía llegaría a mar abierto.
En el buque viajan 124 pasajeros y 60 tripulantes. "Ninguno corre peligro alguno. Es más: esta mañana (por ayer) varios de los turistas que lleva hicieron una excursión a la isla de Cerro Nevado", contó el prefecto Gaetan. La enorme mayoría de los pasajeros es de origen inglés (entre ellos los miembros de un equipo de la televisora BBC, quienes filman un documental) y estadounidenses. El único argentino a bordo es un oficial de una fuerza de seguridad que participa del viaje como invitado, según dijeron.
El Kapitan Khlebnikov es un buque ruso, muy parecido al rompehielos argentino Almirante Irízar. Pese a su desangelado aspecto, sus pasajes son los más caros -cuestan unos 15.000 dólares- de entre todos los buques que hacen turismo antártico. ¿La razón? De todos los cruceros que se dedican a estos viajes, el Kapitan Khlebnikov es el único rompehielos. "El resto tiene en su casco una aleación especial de acero que les permite navegar por las aguas de la Antártida, pero no por el hielo", explicó Hernán Baserga, vocero de Navalia, una agencia marítima de Tierra del Fuego.
Así, lo que el buque ruso ofrece es realmente exclusivo: "cabalga" sobre el hielo y llega más al sur que cualquier otro barco. Gracias a esto, es el único que puede ofrecer a sus pasajeros conocer las colonias de pingüinos Emperador.
Dos veces por día, el capitán del rompehielos, Vyktor Vasilyev, se comunica vía e-mail con la Prefectura de Ushuaia. Anoche, en su última comunicación, informó que gracias a que ayer el día había estado soleado habían podido avanzar sobre las placas de hielo. Y que como el hielo estaba muy duro avanzaban despacio. En los anteriores días, en la zona en la que quedó atrapado el buque hubo tormentas a las que se llaman de viento blanco y que forman una especie de niebla muy fina de nieve que no permite ver por dónde se avanza. Esto también dificultó la marcha del rompehielos.
La Compañía de Navegación Marítima del Extremo Oriente, propietaria del buque, minimizó el incidente. Su capitán "es un marino experiente con decenas de expediciones en las aguas de la Antártida", afirmó Viacheslav Naguaniuk, empleado de la naviera. En Ushuaia ayer aseguraban que ya hace al menos 5 años que este rompehielos realiza cruceros antárticos en la primavera y verano australes. Y que en la otra mitad del año hace expediciones similares en el Artico.
El buque se encontraba ayer a la tarde a 26 millas al sudoeste de la Base Marambio. "Durante todo el día tuvimos un sol espectacular, con el cielo celeste", describió a Clarín el suboficial principal Fabio Barroso, quien se encuentra destacado en Marambio. Envalentonados por el clima, Barroso y otros hombres se acercaron a la costa para ver si lograban distinguir entre tanto paisaje blanco al rompehielos ruso. Pero no hubo caso: "Ni con prismáticos conseguimos encontrarlo", se decepcionó Barroso.
Es posible que la enorme mayoría de los pasajeros no haya vivido a esta "contingencia" como algo dramático. Al final, la expedición se estiró, por el mismo precio, de los 13 días originales a 17. Y a bordo quedan decenas de kilos de centolla, cordero patagónico y merluza negra. Y cientos de botellas de los mejores vinos argentinos.

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